El invicto, sumar minutos de rodaje y ver variantes
Asegurar la clasificación a la Copa del Mundo cuatro fechas antes del final representa un alivio difícil de mensurar en lo inmediato. Para valorizarlo como corresponde, es necesario apelar a la memoria. En las Eliminatorias para Rusia 2018, la Selección Argentina llegó a la última jornada con serio riesgo de eliminación. De hecho, al minuto de juego en el encuentro contra Ecuador estaba afuera de todo. La angustia de aquellos tiempos fue tan grande como la tranquilidad de hoy.
A menos de un año de la Copa del Mundo, el equipo de Lionel Scaloni es campeón de América y logró el pasaje con suficiencia. Sus objetivos hoy no son sumar puntos ni esperar resultados ajenos. Solo necesita afianzar virtudes y mejorar defectos de cara al gran desafío en Qatar. Para eso utilizará las últimas cuatro jornadas de la fase de clasificación y los amistosos que vendrán en junio y septiembre.
Hay un debate inocuo que se da entre hinchas: ¿es mejor perder el invicto antes del Mundial para no llegar con esa «carga»? Por supuesto que en el plantel y el cuerpo técnico argentino esa duda no existe. Extender la racha sin derrotas fortalece el ánimo y es una muestra muy concreta de la solidez colectiva. La última caída fue ante Brasil por la Copa América 2019, tiempos que parecen aún más lejanos de lo que son. El mundo era otro y la Selección también.
Pasaron 28 partidos sin caídas, una seguidilla que hoy es la más larga del mundo. Está a solo tres del invicto más extenso de la historia de la Albiceleste, que ostenta el conjunto dirigido por Alfio Basile. El campeón de América 1991 y 1993 llegó a 31 encuentros sin caer y fue Colombia, el rival de este martes, el verdugo en Barranquilla.
Esta racha le permitió, además de robustecer la autoestima al grupo, escalar en el ránking FIFA y asegurarse la posibilidad de ser cabeza de serie en la Copa del Mundo. Argentina y Brasil son los únicos seleccionados que han tenido ese privilegio siempre desde Italia 1990. Es otra forma de cuidar el prestigio internacional, una cuestión que también debe ser objetivo del seleccionado. Y además, quita del camino otro posible objetivo en este año de preparación.
Desde lo futbolístico sí hay mucho que trabajar. Scaloni será el primer entrenador en permanecer en el cargo durante los cuatro años del ciclo hasta el Mundial desde que Marcelo Bielsa lo hiciera en Corea-Japón 2002. Esa permanencia también debe ser destacada como un logro, ya que en las últimas dos décadas se perdió lo que se había ganado entre 1974 y 2002: previsibilidad y tiempo de trabajo para los cuerpos técnico.
La estabilidad le permitió a Scaloni sumar experiencia y conocimiento de sus jugadores. Le permitió también equivocarse y probar. Así llegó a consolidar un grupo confiable, que tiene un núcleo indiscutible de referentes. Suena a lugar común, pero para un seleccionado que se reúne cada varios meses y comparte solo algunos días antes de jugar partidos importantes, que exista una armonía grupal es fundamental. Nadie duda de que eso es uno de los principales atributos de esta Argentina. Allí reside otra virtud del entrenador.
La columna vertebral está asegurada y, si no hay eventos indeseables, será la que jugará en Qatar. Emiliano Martínez en el arco, Cristian Romero y Nicolás Otamendi en la zaga, Leandro Paredes y Rodrigo De Paul en el mediocampo y Lionel Messi y Lautaro Martínez en el ataque. Siete jugadores son indiscutibles. Es una certeza muy importante para un director técnico. Representa haber allanado buena parte del camino.
El resto de los casilleros también está bastante claro. Marcos Acuña es el lateral izquierdo titular y Gonzalo Montiel o Nahuel Molina estarán en la derecha. Giovani Lo Celso fue a préstamo a Villarreal para tener más minutos de juego y ganarse un puesto que hoy tiene casi asegurado. Y Ángel Di María podría sumarse a esa lista de asegurados también si uno fuera menos precavido.
El equipo es consciente de sus virtudes y también de sus defectos. Quizás, el principal atributo sea su compromiso colectivo absoluto. Suena a obviedad en un equipo profesional, pero cuando ese compromiso deja de ser el necesario y obligatorio y se transforma en una actitud irrenunciable, allí puede haber un equipo de época. Esta Argentina nunca defrauda porque desde el éxito conseguido edificó una forma de competir que se convirtió en su marca registrada.
En lo futbolístico, el gran desafío será extender esos minutos de dominio absoluto que ha sabido desplegar en todos sus partidos. La Selección tiene jugadores para tener la pelota y para atacar. La fisionomía del once titular obliga a eso y cuando lo hace, casi siempre lastima. El único problema ha sido su irregularidad. Es feroz durante varios minutos, la mayoría de las veces al comienzo, y luego baja la intensidad y puede sufrir. Después de la Copa, ese tiempo creció, lo que significa que Scaloni ha trabajado en ese sentido y hoy se ven menos fluctuaciones esta dinámica.
Que futbolistas con poca actividad sumen minutos en el equipo y probar variantes será otro de los objetivos en estos partidos, sobre todo contra Colombia en Córdoba. Lisandro Martínez ya demostró en Chile que es un gran suplente de Otamendi y que incluso puede competir para entrar al once titular. Molina y Montiel siguen compitiendo en el lateral derecho y Scaloni los quiere ver a ambos. Acuña parece sacar ventaje en la izquierda, aunque Nicolás Tagliafico aún está en consideración.
En el centro del campo, Alejandro Gómez también tiene argumentos para convertirse en una variante interesante y Guido Rodríguez intentará afianzarse como el suplente de Paredes. En el ataque la disputa por entrar en la lista de convocados será brutal y una buena actuación en los encuentros que restan puede ser clave. Paulo Dybala, Julián Álvarez, Ángel y Joaquín Correa y Lucas Ocampos deben demostrar en el seleccionado que pueden dar las respuestas necesarias.
En definitiva, más allá de que los puntos no sean necesarios para Argentina, estos últimos partidos de Eliminatorias serán muy importantes de cara a la preparación para la Copa del Mundo. Porque el torneo más importante de todos se empieza a ganar desde mucho antes.
fuente espn