Como en gran parte del país, los usuarios del transporte público en San Rafael son muchos, en su mayoría trabajador de clase media, jubilados, estudiantes, maestros y aquellos que viven alejados del centro de la Ciudad, quienes padecen la falta de frecuencia que los obliga a llegar a destino hasta 1 hora antes o esperar para retornar a casa el mismo tiempo. Como si fuera poco, al momento de abordad el micro deben viajar hacinados, la sobrecarga de pasajeros es habitual sobre todo en los horarios pico.
A esta situación también se le suma la falta de controles por parte de inspectores de la secretearía de transporte, tal como expresa una lectora de MinutoYa que denunció que en 20 años de usar el servicio «sólo una vez una persona le controló el pasaje».
Por otro lado, algunos docentes que viajan a dar clases a Salto de Las Rosas, Villa Atuel, Monte Comán y otros destinos expresaron en sus mensaje «algunos colectivos todavía no reciben la tarjeta SUBE«; «dos días debo tomar el micro de larga distancia que viaja a Alvear y llego al establecimiento 40 min antes porque no hay frecuencias»; además hicieron referencia a una de las mayores problemáticas «los choferes manejan muy rápido y mal, parece que llevaran ganado, sube gente mayor de edad o padres con bebés y arrancan a gran velocidad o frenan repentinamente».
La falta de buen servicio y respeto a los usuarios es difícil de solucionar teniendo en cuenta la monopolización del transporte por parte de las dos únicas empresas que lo administran en San Rafael: Autotransportes Iselín y A. Buttini e hijos, lo que no permite a los pasajeros contar con más frecuencias y mejores condiciones de viaje a la que estas dos ofrecen.