Los relojes y pulseras inteligentes permiten detectar si una persona se cae, cuánta actividad física realiza a diario y, ahora, si sufre fibrilación auricular, una alteración en el ritmo cardíaco que, de no ser tratada a tiempo, puede ser letal.
Las empresas tecnológicas no paran de sorprender en todo sentido. Así como la ciencia avanza a pasos acelerados en cuanto a la detección temprana y tratamiento de muchísimas enfermedades, la tecnología portátil no se queda atrás y los líderes de las compañías pretenden que acompañen ese crecimiento y revolucionen en un futuro próximo el cuidado de la salud de los usuarios.
Sabemos que los smartwatches (relojes inteligentes) y smartbands (pulseras inteligentes) permiten detectar si una persona se cae, cuánta actividad física realiza a diario y, ahora, si sufre fibrilación auricular, una alteración en el ritmo cardíaco que, de no ser detectada o tratada a tiempo, puede ser letal, y que provoca una cuarta parte de los más de 100.000 accidentes cerebrovasculares (ACV) en Gran Bretaña, cada año.
Apple Watch se adelantó en ese sentido, y pronto Fitbits, también podrán detectarlo y dar aviso a los usuarios afectados para que tomen medidas y pidan ayuda para salvar sus vidas.
Pero no sólo se trata de relojes, sino también de anillos inteligentes, rastreadores de actividad física y una gama en rápido crecimiento de correas, parches y otros dispositivos portátiles mejorados electrónicamente que pueden registrar más de 7.500 variables fisiológicas y de comportamiento.
Accesorios que cuidarán la salud cardiovascular
Pueden ser de gran ayuda en momentos críticos si se da un uso adecuado a los sensores que tienen y, de esa manera, se pueden prevenir cuadros graves de salud e incluso la muerte.
La empresa tecnológica Fitbit ya ha conseguido la certificación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU. para poder medir de modo pasivo la fibrilación auricular (FA), la forma más común de arritmia cardíaca que afecta a 1 de cada 10 personas mayores de 80 años y se ubica entre las cuatro enfermedades cardiovasculares más comunes de América Latina, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).