
Quizás usted lector, que con toda su buena voluntad cívica y su ingenuidad, concurre todas y cada una de las veces a votar y puede ver alrededor de las escuelas a remises, colectivos grandes, medianos, chicos, mini-vans que gustosamente prestan algunos prestadores turísticos afines al Gobierno Municipal, autos particulares “nuevísimos” y algunos muy viejos explotados de gente en su interior sin entender muy bien de dónde vienen y qué hacen, pero en estos dos últimos comicios habrá visto que ni hubo tantos. Le contamos por qué ha sido.
El Peronismo, un gran partido movilizador de masas rentadas desde los tiempos del General Perón y su concubina Eva Duarte, ya sea por una cosa o por otra se ocupó no solamente de “apretar” a sus votantes, sino también de asegurarse que todos los familiares directos e indirectos los votasen, ya sea porque les consiguieron un trabajo, horas cátedras, alquilar un auto al Municipio, un contrato para enseñar a bailar bachata o 500 pesos en vales de nafta semanales. Todo sirve para que un puntero, de los cientos de personas que tiene el Municipio contratados nada más que para realizar este trabajo, haga una visita previa, anote junto con la Delegación Barrial hora y cantidad de gente que pasarán a buscar por ese lugar y la combi, el colectivo o un auto que pasará por ellos.
Pero apareció la Boleta Única y… pasaron cosas.
Antes, todo ser humano empadronado que caminara o no, “servía” para llevarlo a votar, desde los 15 años hasta la eternidad misma, solo tenían que darle la boleta antes de bajarse del vehículo y listo, pero esa práctica murió en la elección anterior con la aparición de la “Boleta Única”.
La dificultad para manipular el electorado junto, con el “Hermano del Intendente que no motiva ni a su mismísima familia” para que lo vote, fueron un “coctel” mortal para que el Peronismo registre en San Rafael y en los Distritos los números más bajos de la historia de este partido en el Sur Mendocino.
“Los Félix” se encuentran bajo un panorama muy poco alentador. Emir, que posiblemente no podrá ayudar a Omar en los momentos finales de la Campaña; Omar, que nunca jamás (como él mismo declarara) quiso ser Intendente porque ese lugar lo tenían reservado para el contador Ricardo Vergara, y el descontento de una parte de la población que ya se dio cuenta que por ejemplo, cortan meses una calle (como con la “Rotonda del Gaucho” que lleva 2 meses) para hacer un trabajo que llevaría 1 semana, por el solo hecho de mostrar “¡cuánto construyen!”.
La Boleta Única no parece ser su único enemigo, su larga y sospechosa gestión ha recalado en una parte de la sociedad que ya no los mira con buenos ojos.
fuente:mediamendoza