Washington se vio sacudida por una tragedia aérea la noche del miércoles, cuando un avión de pasajeros y un helicóptero militar colisionaron en el aire, precipitándose al río Potomac. El vuelo 5342 de American Eagle, operado por PSA Airlines, se aproximaba al Aeropuerto Nacional Ronald Reagan cuando impactó con un helicóptero Sikorsky H-60 del ejército estadounidense.
El avión, un Bombardier CRJ700, había partido desde Wichita, Kansas, con destino a Washington. A bordo viajaban 60 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación, mientras que en el helicóptero iban tres soldados. Hasta el momento, las autoridades han confirmado la recuperación de 18 cuerpos del río, aunque continúan las labores de rescate en la zona.
El Pentágono calificó el siniestro como un “accidente” y descartó cualquier presunta intencionalidad en el hecho. En tanto, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha ordenado una investigación exhaustiva para determinar las causas del choque en pleno vuelo.
Tras el impacto, el aeropuerto suspendió todas sus operaciones y desplegó un amplio operativo de emergencia. Equipos de rescate, bomberos y fuerzas de seguridad trabajan intensamente en la recuperación de víctimas y restos de las aeronaves, mientras helicópteros sobrevuelan el área con reflectores para facilitar las labores de búsqueda.
Desde la Casa Blanca informaron que el presidente Donald Trump fue notificado inmediatamente sobre la situación. Tanto la Administración Federal de Aviación (FAA) como la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) han comenzado las investigaciones para esclarecer lo sucedido y determinar las responsabilidades del caso.
La tragedia ha conmocionado a la nación y las autoridades continúan con la ardua tarea de rescate, en busca de posibles sobrevivientes y de más detalles que permitan reconstruir los momentos previos al impacto.