
El Barça vuelve a ser el terror de Europa. El equipo de Flick mandó un mensaje a muy claro. El rival continental a batir a día de hoy es claramente el equipo blaugrana, con permiso del PSG, después de endosarle un 4-0 en la ida de los cuartos de final al Borussia de Dortmund y poner un pie en las semifinales de la Champions League.
El equipo blaugrana revive sensaciones que en la parroquia barcelonista no se sentían desde lejanos tiempos de gloria con Pep y Luis Enrique. Y Messi. El Barcelona aplastó al Dortmund en un partido en el que su tridente ofensivo fue un ciclón.
Lamine Yamal fue un escándalo en la magia, Raphinha en el empeño de ir a por todo y Lewandowski fue un tormento para el rival. Y si a esa delantera sensacional le sumas un Fermín hiperactivo, un De Jong magistral y una defensa impenetrable gracias a Koundé, Cubarsí e Iñigo, este Barça da miedo a cualquiera.
Se conocían tanto a todos los niveles el Barcelona y el Borussia Dortmund en cuanto a juego, familiaridad y amistad que los partidos se planteaban ya como una cita con la expareja, o con un familiar que hace años que has perdido el contacto o como una reunión de antiguos compañeros de clase. Al principio hace ilusión, pero luego nadie sabe cómo va a acabar. Las dudas duraron tres cuartos de hora. El Barça salió triunfante en cualquier aspecto. Flick había dicho en la previa que este equipo era mejor del que jugó en Alemania ante el mismo rival y, de nuevo, tuvo razón. La goleada es un aviso a navegantes. Nadie juega mejor que los blaugrana.
Existía la duda de si el equipo blaugrana llegaría cansado al partido de Champions tras la acumulación de minutos estas semanas, pero el equipo fue un ciclón. Empezó controlando y acabó avasallando. Eso es una enorme noticia par el Barça. Jugadores que ante el Betis parecían oxidados fueron un trueno en noche grande. El Barça de Flick volvió a demostrar que en los partidos de tronío es cuando más luce. Ojo a este equipo, que representa el hambre ante otros que parecen acomodados. El Barça es un depredador.