Cañada Seca suma desde este verano un nuevo punto de encuentro que promete convertirse en referencia para sanrafaelinos y turistas. Se trata de la flamante costanera, un espacio histórico ligado al río que, gracias a una fuerte inversión del Municipio, fue transformado en un moderno predio recreativo con servicios, infraestructura y capacidad para recibir a miles de visitantes.

Durante décadas, este sector fue elegido de manera espontánea por los vecinos para refrescarse, compartir mates y pasar las tardes junto al agua. El acceso al lugar fue posible gracias a la colaboración de Don Chicho Astorga, reconocido comerciante y tomero de la zona, quien facilitó el ingreso de la comunidad a este rincón natural que hoy vuelve a cobrar protagonismo.

Ubicada en la zona limítrofe entre Cañada Seca y el distrito Las Malvinas, la nueva costanera se encuentra a pocos metros del casco urbano de Salto de las Rosas y a tan solo 15 minutos de la Ciudad de San Rafael, una localización estratégica que la convierte en una alternativa ideal para escapadas cortas y jornadas familiares.

Los “cañadinos” fueron, históricamente, protagonistas de este paisaje ribereño. Hoy, ese vínculo se potencia con una obra integral que revaloriza el entorno natural y lo adapta a las necesidades actuales. El predio cuenta con 50 quinchos y 100 churrasqueras distribuidas a lo largo de un frente costero de 400 metros, ofreciendo espacios pensados para el descanso, la recreación y el encuentro social.

La capacidad total del lugar alcanza a unas 5.000 personas, con un amplio estacionamiento habilitado para 1.300 vehículos, lo que garantiza comodidad y orden durante los días de mayor concurrencia. Además, se incorporaron servicios esenciales como sanitarios, provisión de agua potable, energía eléctrica y un moderno sistema de iluminación que permite extender el uso del espacio más allá de las horas diurnas.

Uno de los atractivos más destacados es el “piletón artificial”, una estructura de 50 centímetros de profundidad que utiliza agua proveniente de un desvío del río. Pensado especialmente para los más chicos, este espacio ofrece una opción segura y controlada para disfrutar del agua durante el verano.

La nueva costanera de Cañada Seca no solo recupera un lugar cargado de historia y memoria colectiva, sino que también consolida una política de inversión pública orientada al disfrute, el turismo y la calidad de vida. Un espacio que vuelve a latir junto al río y que se proyecta como punto de encuentro para toda la región.