El primer ministro australiano manifestó su inquietud ante la confirmación de la asistencia del mandatario ruso al evento que se celebrará en noviembre. Descartó la posibilidad de un boicot a la reunión que se llevará a cabo en Indonesia
El primer ministro australiano, Scott Morrison, expresó este jueves su preocupación por la eventual asistencia del presidente ruso, Vladimir Putin, en la próxima cumbre del G20, que se celebrará en Indonesia en noviembre próximo, debido a la invasión de Moscú a Ucrania.
“La idea de sentarse en la mesa con Vladimir Putin…, es ir demasiado lejos”, dijo Morrison a los periodistas en la ciudad de Melbourne, al apuntar que Estados Unidos ha concluido que Rusia cometió crímenes de guerra en Ucrania durante su invasión “violenta” y “agresiva”, que viola el “estado de derecho internacional”.
Los comentarios de Morrison se dan después de que la embajadora de Rusia en Yakarta, Lyudmila Vorobieva, expresara previamente que el mandatario tiene intención de asistir a la cumbre del G20 en Bali.
Morrison, quien descartó un boicot a la cumbre si asiste Putin, subrayó que Australia también expresó su preocupación por la participación de los rusos en las reuniones ministeriales de este año, en el que se abordarán asuntos que van desde los retos de la estratégica región del Indopacífico hasta la responsabilidad de las gigantes tecnológicas en actos de acoso en las redes sociales.
Al reafirmar su condena a Rusia, en línea con sus aliados, Morrison recordó que su Gobierno anunció el domingo pasado la prohibición inmediata de la exportación a Rusia de minerales de aluminio, entre ellos alúmina y bauxita, y se comprometió a enviar a Ucrania más armas y asistencia humanitaria.
Esta medida contra Moscú se suma a una serie de sanciones contra bancos y entidades gubernamentales rusos, así como contra Putin, y casi medio millar de funcionarios, altos mandos gubernamentales, militares y oligarcas de ese país, incluido Roman Abramovic.
Asimismo, Australia ha enviado ayuda letal y humanitaria a Ucrania, y demandó a mediados de mes junto a Holanda a Rusia por el derribo del vuelo MH17, que en 2014 fue alcanzado por un misil lanzado por fuerzas prorrusas mientras volaba sobre el este ucraniano, matando a 298 personas, 38 de ellos australianos.
Rusia invadió el pasado 24 de febrero Ucrania en una ofensiva por tierra, mar y aire, lo que ha sido contestado con una férrea resistencia por parte de las fuerzas y el pueblo ucranianos y ha causado más de 6,5 millones de desplazados internos y 3,5 refugiados.
Moscú alega que ataca Ucrania debido a la amenaza que supone su intención de integrarse en la OTAN y por la supuesta infiltración nazi en el Gobierno, mientras que Kiev acusa a las autoridades rusas de querer controlar el país y evitar su acercamiento a Europa y Occidente.