En una escena que estremece por su brutalidad y desesperación, la ciudad de Merlo se ve envuelta en un trágico episodio de violencia de género que dejó como resultado la muerte de Soledad Ibáñez, de 42 años, apuñalada por su pareja, Matías Alejandro Guiñazú, de 43 años.
La fatídica noche del domingo, la Policía Bonaerense respondió a llamados de vecinos alarmados por una violenta discusión y gritos de auxilio procedentes de una vivienda en la calle José Martí al 500. Al llegar, se encontraron con una escena dantesca: Guiñazú yacía ensangrentado junto al cuerpo de Ibáñez en una habitación, el filo de un cuchillo amenazaba su cuello mientras imploraba a los agentes que le pusieran fin a su vida.
Las imágenes obtenidas por Infobae muestran la cruda realidad de un femicidio en curso. Guiñazú, con un cuchillo en mano, se negaba a soltar el arma mientras los policías intentaban persuadirlo. «Ahí vienen a buscarme. Matame, es lo que yo quiero», clamaba desesperado el agresor. A pesar de los intentos por parte de los agentes de la ley de detener la tragedia, Guiñazú persistía en su demanda de ser asesinado por ellos.
Los esfuerzos de la policía culminaron en la detención del agresor, pero para Ibáñez ya era demasiado tarde. Los médicos que llegaron al lugar certificaron su fallecimiento, constatando al menos 25 puñaladas en su cuerpo. Mientras tanto, Guiñazú fue trasladado al Hospital Héroes de Malvinas para recibir tratamiento por las heridas autoinfligidas.
Este desgarrador suceso arroja luz sobre el horror de la violencia de género en la sociedad contemporánea. Según informes, Guiñazú tenía antecedentes por violencia de género en Morón, incluyendo una condena en suspenso de 2021 por violar una orden de restricción en una relación anterior. El caso ha sido puesto en manos de la Unidad Funcional de Instrucción N°12 de Morón, bajo la supervisión de la fiscal María Bonini.
La relación entre Guiñazú e Ibáñez, que se mostraba públicamente en redes sociales desde hacía un año, se cortó abruptamente por la ira y el descontrol del primero. Mientras los allegados a la víctima lloran su pérdida y claman por justicia, este episodio pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar y prevenir la violencia de género en todas sus formas.
Este trágico incidente sirve como un recordatorio impactante de que el flagelo del femicidio aún persiste en nuestra sociedad, y que la lucha por la igualdad y la seguridad de las mujeres debe ser una prioridad inquebrantable para toda la comunidad.
