En un acto de violencia sin precedentes, el viernes pasado, Moscú fue testigo de una tragedia que dejó un saldo devastador. El Comité de Investigación de Rusia ha confirmado que el ataque terrorista perpetrado en la sala de conciertos Crocus City Hall, ha cobrado la vida de 133 personas, mientras que otras 80 se debaten entre la vida y la muerte en los hospitales de la capital rusa.
Las autoridades rusas han señalado que la mayoría de las muertes fueron causadas por heridas de bala infligidas por los atacantes, así como por asfixia debido al incendio provocado en la sala. Los perpetradores del acto utilizaron armas automáticas y un líquido inflamable para sembrar el caos y el terror entre los asistentes al evento.
El Servicio de Seguridad Federal de Rusia (FSB) ha anunciado la detención de once individuos presuntamente vinculados al atentado, incluyendo a cuatro responsables directos del mismo, señalados como los tiradores que llevaron a cabo el ataque. Estos individuos fueron encontrados en la región de Briansk, cerca de las fronteras con Ucrania y Bielorrusia. El presidente Vladimir Putin ha sido informado sobre estos arrestos, según lo comunicado por el Kremlin.
El grupo jihadista Estado Islámico (EI) ha asumido la responsabilidad del atentado, afirmando que su comando ha regresado «sano y salvo a su base». Sin embargo, las autoridades rusas aún no han hecho comentarios al respecto y el presidente Putin no se ha pronunciado públicamente sobre el incidente.
Este ataque no es la primera vez que el EI golpea a Rusia. Según informes, algunos de los sospechosos detenidos son originarios de Tayikistán, una exrepública soviética de mayoría musulmana. Sin embargo, las autoridades de Tayikistán han negado cualquier implicación de sus ciudadanos en el atentado.
Mientras tanto, Ucrania ha negado cualquier participación en el ataque, acusando al Kremlin de orquestarlo. Las tensiones entre Rusia y Ucrania han aumentado debido a estas acusaciones mutuas, con ambas partes negándose a aceptar la responsabilidad del acto de violencia.
A pesar de las advertencias previas de Estados Unidos sobre la posibilidad de un ataque terrorista en Moscú, el presidente Putin había rechazado estas advertencias, calificándolas de «provocativas». Ahora, mientras Rusia se enfrenta a la devastación causada por este atentado, surgen interrogantes sobre cómo pudo evitarse esta tragedia y qué medidas se tomarán para prevenir futuros actos terroristas en el país. La comunidad internacional condena enérgicamente este acto de violencia y espera que se haga justicia para las víctimas y sus familias.