Para la madre de Lucas Verón, su hijo fue «fusilado en el piso» el mismo día en que cumplía 18 años cuando circulaba en moto con un amigo por las calles de un barrio del partido de La Matanza por dos policías que los persiguieron a bordo de un patrullero sin luces ni sin sirenas.
Este se trató de uno de los casos más resonantes de violencia institucional en el momento más duro de las restricciones por la pandemia del coronavirus. Lucas solía decirle a su madre que quería ser mayor de edad para salir a trabajar para poder ayudarla.
Justamente, durante la madrugada del 10 de julio de 2020, en la que festejaba su cumpleaños 18, el joven se dirigió a bordo de una moto junto a su amigo Gonzalo, rumbo a un kiosco situando en Calderón De La Barca y La Bastilla, en el barrio de Villa Scasso, para comprar unas gaseosas.
Sin embargo, en el trayecto, un patrullero con las luces y sirenas apagadas comenzó a perseguir a los jóvenes, según lo acreditado en la causa.
En la esquina de Achegas y Llerena, el vehículo policial, ocupado por los agentes de la policía bonaerense Ezequiel Benítez y Cintia Duarte, embistió a Lucas y a Gonzalo por detrás, provocando que ambos cayeran al suelo. Por miedo y aún con los golpes por la caída, ambos comenzaran a correr.
Pero allí, aparentemente el policía que manejaba la patrulla, Benítez, descendió y efectuó entre dos y tres disparos con su arma reglamentaria calibre 9 milímetros, uno de los cuales impactó en Verón.
De acuerdo a los voceros judiciales, los efectivos huyeron de la zona sin dar aviso, mientras que Lucas cayó al piso gravemente herido, por lo que su amigo fue a avisarle a la familia, que lo llevó al Hospital Simplemente Evita, donde finalmente falleció.