El Gobierno recibió por primera vez de forma oficial a la cúpula de la CGT. El encuentro se dio en la antesala de que se conozcan los detalles de la reforma laboral que entre otros elaboran especialistas de la UCR y que se incluirá en la nueva ley de Bases, un punto sobre el que el sindicalismo peronista le hizo un guiño al Gobierno al dar el visto bueno a los cambios, pero siempre y cuando sea una “versión light”. Se trató de un acercamiento que podría derivar en la convocatoria a una “mesa de diálogo” que se reúna con frecuencia.
La reunión, que fue encabezada por el ministro del Interior, Guillermo Francos y el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y de la que también participó el asesor presidencial Santiago Caputo, se dio un día antes de que los gremios debatan internamente la posibilidad de avanzar con un paro general o una movilización para el 1° de mayo, y se extendió por casi dos horas y media en la Casa Rosada.
Tanto desde la órbita del Gobierno como desde la central obrera coincidieron en calificar el encuentro como “positivo” y que se desarrolló “en términos muy cordiales”. “Fue una buena reunión”, calificó una fuente de la CGT, que agregó que se habló sobre la posibilidad de conformar una “mesa de diálogo” con la idea de juntarse periódicamente.
Según pudo reconstruir este diario, los sindicalistas mostraron voluntad para acompañar una reforma laboral, siempre y cuando sea una versión “light”. Por caso, que no elimine la cuota sindical, no restrinja el financiamiento de las obras sociales ni limite el derecho a huelga, pero que propicie una ampliación del período de prueba antes de que un trabajador quede en condición de efectivo en relación de dependencia.