El constructor de un mundo en miniatura

Walter Fuentes es un talentoso maquetista sanrafaelino, cuyos trabajos pueden apreciarse en diferentes edificios y sitios de nuestro departamento y del resto de país. Dialogamos con él para conocer más sobre su trabajo. 

Todo empezó por casualidad, hace varios años, cuando un vecino de su distrito natal El Nihuil le pidió que le realizara una maqueta de su casa para llevarla en agradecimiento a la Difunta Correa. A partir de allí Walter Fuentes (62), no paró de hacer maquetas y mientras se fueron multiplicando, también se fueron perfeccionando más y más, inclusive hasta lograr que algunas de ellas tengan movimiento y luces. 

Walter le atribuye el nivel de realidad conseguido en las réplicas de sitios y edificios originales a la dedicación que pone en cada trabajo y la pasión que esto le representa. Sumado a la calidad de los materiales empleados y el detalle que le da a los mismo para lograr cada pieza.

Además cada uno de sus trabajos conlleva una ardua tarea de investigación previa y la utilización de recursos técnicos que confluyen a la perfección con la parte artesanal, para dar con el resultado esperado.

Dialogamos con Walter, para conocer más sobre este maravilloso mundo a escala y el trabajo de este experto maquetista, a quien se le atribuyen verdaderas «obras de arte» que hoy son apreciadas en diferentes edificios de nuestro departamento y otros sitios del país.

¿Cuándo surgió su pasión por la maquetería?

Desde chico siempre tuve una gran pasión por el arte, de hecho aprendí a tocar la guitarra mirando y también me gustaba pintar mucho.

Ya en mi adolescencia le ayudaba a un señor que tenía un taller de chapería y pintura, y él me ayudó a hacer un barco.

Después ya terminando la secundaria, yo fui a la Enet, empecé a dibujar casas en perspectiva e inmediatamente apenas terminé empecé a trabajar. En ese momento un vecino de El Nihuil, de donde soy oriundo me pidió si le podía hacer la maqueta de su casa porque quería llevarla a la Difunta Correa para cumplir una promesa y esa fue la primera que realicé.

¿Y después?

Después empecé a hacer las maquetas para Grassi, yo trabajaba ahí. En ese momento la industria estaba en el apogeo. Luego me trasladé a otra empresa Agua y Energía, que hoy es Pampa y Energía, y empecé a hacer unas maquetas de las centrales eléctricas, y luego le fui incorporando motorcitos para darle movimiento a determinadas pastes de la maqueta.

De a poco me empecé a hacerme conocido, hice la maqueta para el edificio Fernando II cuando estaba en construcción, después hice las maquetas para el Museo Histórico Militar y ya con movimiento hice la maqueta sobre el proceso de deshidratado de la ciruela para el INTA y hace unos años el entonces decano de la UTN, el ingeniero Pessano vio uno de mis trabajos y me pidió que le hiciera una maqueta.

Entonces me empecé a ligar a la UTN en un proyecto que él tenía que consistía en construir una sala de maquetas en la UTN Los Reyunos. Eso se hizo finalmente y actualmente yo le hago mantenimiento.

En esa sala hay centrales hidroeléctricas, las cuencas del El Diamante, son todas didácticas, la idea es que las personas que no conocen puedan entender mejor cómo funcionan las centrales hidroeléctricas. Hay una maqueta que tiene 9 metros cuadrados y muestra gran parte del departamento de San Rafael, en la cabecera hay una gigantografía de la cordillera con volumen, ahí se ve la cordillera, el complejo Diamante (Agua del Toro, Los Reyunos, El Tigre, el dique Galileo Vitale) y se aprieta un botón y el dique Galileo Vitale se llena de agua, luego ese agua viene por los canales matrices para la zona de cultivos.

Está representada la ciudad, pero también parte de la zona rural y le incorporé cultivos que se riegan a manto, con riego por aspersión o por goteo y en todos los casos se ven en movimiento los distintos tipos de riegos.

¿En qué escalas trabaja para hacer sus maquetas?

Se hace todo un trabajo de investigación para tomar las medidas o adquirir las medidas reales, porque las maquetas se trabajan todas por escala. Tengo una anécdota: cuando se estaba creando el Museo Histórico Militar, el mayor Sergio Cristobal estaba buscando a una persona que hiciera una maqueta del séptimo regimiento, me contacto con él y me pide hacerlo, yo no sabía que el séptimo regimiento había pertenecido a San Rafael, pero había que buscar información al respecto.

Entonces empecé a hacer un trabajo de investigación, fui al lugar y allí solo quedaban las bases y midiendo eso y con alguna información y datos de algunas personas que quedaban, más un planito, pude obtener las medidas y la idea de cómo era para armar la maqueta.

Por ejemplo cuando uno hace las maquetas de algún edificio que ya está en ruinas, se toman las medidas de lo que hay y se va apelando al sentido común o a los antecedentes que pueda haber de cómo fue ese edificio.

Todo se hace a escalas, yo tengo tan agudizado el ingenio que cuando me piden una maqueta yo ya la veo terminada, entonces en función de ese tamaño que me imagino, voy ajustando la escala. Por ejemplo ahora estoy haciendo un edificio de un hotel de Mar del Plata y primero me lo imaginé terminado, tomé las medidas y ahí fui ajustando la escala de forma tal que una persona pueda ver y apreciar todos los detalles.

Lo mismo sucede con las casas, generalmente las casas las hago en escala 1:50.

¿Qué materiales usa?

Hay mucha variedad de materiales y también tiene que haber mucha creatividad e ingenio.
En los países de Europa uno va a las casas de arte y se consiguen piezas a escala, pero acá hay que armar todo y eso es lo que mí me gusta. Yo voy en el campo y veo un yuyito y ya me imagino que tipo de árbol será dentro de una maqueta.

Pero se usa mucho el cartón, acrílico, policarbonato y además, para las maquetas con movimiento, se necesitan motorcitos y para ello voy sacando motorcitos, engranajes y otras piezas de diferentes máquinas en desuso. Por ejemplo una vez me dieron unas fotocopiadoras en desuso y de ahí saqué muchos motorcitos.

He hecho varias maquetas con movimiento como la de la elaboración del vino que muestra todo el proceso, las de las centrales hidroeléctricas y otra por ejemplo es del proceso de la elaboración del aceite de olivo donde muestra desde que entra la aceituna, pasa por la báscula, luego por una turbina de viento, como se lava, se muele y cuando se separa la pasta del líquido y luego el agua del aceite, todo eso en un proceso que es muy fácil de verlo. Las maquetas tienen representadas hasta las máquinas con la misma marca de la aceitera.

Después están las cuencas del Atuel y El Diamante, es una maqueta larga y desde arriba como si estuvieras en un avión, se ve Agua del Toro, Los Reyunos, El Tigre, pero por los costados se ve por donde vienen las tuberías, porque hay gente que le explicas que el agua viene entubada y no lo comprende y ahí se puede ver claramente.

¿Qué herramientas usa?

Mis herramientas son el cúter, la plancha de corte, regla, diferentes pincitas y pegamento instantáneo. Y de mi parte conlleva creatividad y mucha paciencia.

Me gusta trabajar con mucho realismo y siempre me gustó mucho fusionar la parte técnica con el arte.

¿Muchas de sus maquetas se pueden ver en Los Reyunos?

Si muchas de estas que he mencionado están allí, en el predio que tiene la UTN al lado del Club Hidyn, es público y la gente puede ir a verlas.

Cuando el ingeniero Pessano tuvo esa idea, él quería que los estudiantes de ingeniería de todo el país vinieran y se alojaran allí, y de hecho se hace, allí tienen horas de clases y en la sala de maquetas observan lo que luego van a ir a visitar en las industrias.

¿Y en su casa tiene maquetas?

Si tengo varias, las tengo en un sector de mi casa pero la idea siempre fue hacer un espacio aparte para tenerlas en una especie de mini museo. Porque la colección se va agrandando.

Tengo una maqueta de una casa en un árbol con todo adentro, un puerto seco en el que me inspiré luego de ver una balsa abandonada en un viaje y le creé un puerto.

Me imagino que tendrá el reconocimiento de arquitectos por sus trabajos 

Siempre está la idea de que quien hace las maquetas son los arquitectos, pero no siempre es así. Hay arquitectos de hecho que no saben hacer maquetas, por suerte si siempre ha sido bien valorado mi trabajo por esos profesionales. 

A medida que pasa el tiempo siento que voy haciendo cosas mejores y me voy perfeccionando. En los años que lo llevo haciendo y las cosas que he hecho como que me siento el único que lo hace, pero lo que más placer me da es ver en los ojos de la gente que observa mis trabajos con admiración. Me da mucha satisfacción, he visto gente que se emociona y si alguien se emociona con mi trabajo y yo me emociono.

También suelen llegar a mí estudiantes de arquitectura por ejemplo para consultarme por algún trabajo, sobre como hago tal o cual parte, o cuando hay partes mecánicas.


¿Mantiene contacto con otros colegas maquetistas?

Si yo estoy en un foro de maquetistas donde intercambiamos ideas y he participado en exposiciones. 

Mi caballito de batalla es una torre Eiffel que tiene una particularidad, prácticamente la hice dos veces porque la armé y cuando llegué arriba pensé en que le tendría que haber puesto luces. Asique la desarmé, le puse luces y después la volví a armar.

Me la han querido comprar pero la verdad que me cuesta venderla.

¿Le cuesta desprenderse de sus maquetas?

Si de todas en realidad, pero cuando son por pedido uno sabe que las tiene que entregar, pero tengo otras que son de mi colección y esas no las vendo. Es tanta la dedicación que uno le pone, que cuando la entregas es como que vas perdiendo un hijo.

Yo digo que mis trabajos no tienen precio. Esta maqueta que estoy haciendo ahora ya lleva como 500 horas de trabajo y yo lo vendo, por supuesto que el dinero que recibo es acorde al trabajo, pero el dinero se va y ya no la tengo más, por eso me resisto un poco a vender.

¿Qué cantidad de horas al día le dedica a este trabajo?

En invierno es cuando me siento más inspirado para trabajar en esto y por eso al lado de la estufa, con la tele bajita, algún café o mate me pongo por horas en esto, es una sensación que la puedo comparar con estar meditando. Siento que me olvido del mundo, es un estado de tranquilidad total.

En el caso de este trabajo del hotel, estoy a full mañana y tarde, porque se que en julio lo tengo que entregar y me faltan unos 10 o 15 días de trabajo, pero le he estado dedicando entre 6 y 8 horas por día. Por suerte tengo la ayuda de mi esposa que me asiste en todo y compartimos los mismos gustos, y luego de entregar la maqueta, seguramente armaremos las valijas y nos iremos de viaje en nuestro motorhome.


¿Y sus hijos o nietos siguen sus pasos?

No, a ellos les gusta mirar (risas), tengo cuatro hijos pero todos están muy lejos de las maquetas. Recuerdo que de chicos los incentivaba a que me ayudaran a pintar por ejemplo, aunque después tuviera que corregirlo, pero lo hacían un ratito y se iban. 

¿Piensa seguir con este trabajo por mucho tiempo más?

Seguir hasta cuando se pueda, siempre hay proyectos para hacer cosas y una maqueta me trae otras propuestas, pero si estoy inspirado y me va a dar algo espiritual lo acepto sino no.

Uno siempre tiene sueños y objetivos, yo les digo a mis hijos y nietos que yo no me voy a morir  porque tengo muchos sueños y objetivos. 

Yo soy muy soñador y aventurero.

fuente:mediamendoza

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