En una iniciativa dirigida a fortalecer la industria de la ciruela en el sur mendocino, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en su sede de Rama Caída, ha emprendido una labor colaborativa abarcando todos los aspectos del sector, desde el cultivo hasta la comercialización.
Uno de los puntos centrales de este esfuerzo se concentra en la optimización de los procesos de secado en los secaderos. Con un laboratorio especializado en frutas y verduras deshidratadas, el INTA está llevando a cabo un monitoreo detallado de los hornos, asegurando temperaturas óptimas, control de velocidad del viento y humedad en los túneles. Además, se están implementando medidas para mejorar el ahorro energético y el control de quemadores.
Un aspecto relevante de estas mejoras radica en el asesoramiento sobre el uso de conservantes. Por ejemplo, se ha introducido el uso de metabisulfito de sodio en lugar de azufre para el secado de durazno y tomate, una alternativa más saludable para los trabajadores y con menor impacto ambiental en términos de emisiones.
Estas acciones refuerzan el compromiso del INTA con el desarrollo sostenible de la producción frutícola en la región, buscando mejorar la calidad del producto final y aumentar su competitividad en los mercados nacionales e internacionales.