Este martes se presentarán los últimos dos testigos. Luego de la feria, hablarán Diego Barrera, Bibiana Sacolle (por primera vez en el caso) y Yamil Rosales. En agosto, alegatos y sentencia.
El juicio oral federal por el secuestro y asesinato del ex despachante de aduana e informante policial Diego Alfredo Aliaga (51) se encuentra en la recta final. Sólo resta que dos testigos –uno de ellos, subcomisario con trabajos en escuchas telefónicas– se presenten este martes en la sala para declarar ante las partes y luego será el turno para hablar de tres de los procesados más destacados que tiene la causa.
Una vez terminada esta etapa del proceso, se desarrollarán los esperados alegatos y se incorporarán todas las pruebas por lectura. Luego, el Tribunal Oral Federal Nº1 estará en condiciones de dictar sentencia. Se cree que, antes de que termine agosto, los jueces darán a conocer el veredicto.
Los acusados que hablarán son el socio de la víctima y principal apuntado del caso, Diego Barrera; su mujer, Bibiana Sacolle, y el hombre que habría descartado el cadáver de la víctima es un descampado de Costa de Araujo Lavalle, Washington Yamil Rosales, quienes se sentarán frente al tribunal compuesto por Alberto Daniel Carelli, Alejandro Waldo Piña y María Paula Marisi, abogados defensores y querellante y la fiscal de Cámara María Gloria André.
Fuentes judiciales contaron a El Sol que existe gran expectativa por lo que dirá Sacolle frente a su familia, debido a que jamás declaró en instrucción y siempre se mostró aliada a sus hijos, Gastón y Lucas Curi, también procesados en la causa.
De acuerdo con fuentes judiciales, antes del inicio de los alegatos, el trío intentará desligarse de las graves acusaciones que les endilgó el fiscal que instruyó la causa, Fernando Alcaraz, como ya lo hicieron en el debate los Curi en extensas declaraciones.
Las últimas jornadas de debate en el Tribunal Oral Federal Nº1 de Mendoza serán las más atractivas del caso. Si bien Barrera declaró en instrucción a través de un escrito afirmando que Aliaga “se me murió” durante un encuentro que tuvieron en una propiedad de Rodeo de la Cruz y lo hizo también en el juicio a fines de marzo, cuando denunció a quien era su propio abogado defensor, se espera que esta vez dé su versión del hecho que lo mantiene tras las rejas desde el lunes 3 de agosto del 2020.
Por eso es posible que cuente algunos detalles que son desconocidos hasta por los propios instructores de la causa.
Lo mismo para Rosales; el hombre que tenía conexión directa con Barrera y que fuera detenido el 10 de setiembre, hizo un acuerdo de arrepentido con el fiscal Alcaraz y el juez del caso, Marcelo Garnica. Aportó el lugar donde había sido enterrado el cadáver de Aliaga y complicó a Barrera y a Gastón Curi.
Los investigadores creen que Rosales no dijo toda la verdad. Por eso, lo que dirá en el debate será de importancia y definirá si el acuerdo es válido. Este hombre declaró en la instrucción y durante las primeras audiencias del juicio se reprodujo un video con sus dichos. Por eso es fundamental que lo que diga en su declaración vaya de la mano de la prueba. De lo contrario, el pacto podría caerse arriesgando perpetua como el resto de los procesados.
Final
Los pesquisas de la Policía de Mendoza lograron encontrar el cadáver de Diego Aliaga a mediados de setiembre, tras varias semanas de intensa búsqueda y una investigación que reveló oscuros detalles sobre su desaparición.
Según la reconstrucción de los hechos revelada por este diario, Aliaga y Diego Barrera habrían pasado juntos la noche del lunes 27 y la madrugada del martes 28 de julio del 2020 en la vivienda del primero, ubicada en el barrio Palmares de Godoy Cruz.
Ambos tenían previsto reunirse en la mañana siguiente en una propiedad en la calle Bandera de los Andes, en Rodeo de la Cruz, donde supuestamente se llevaría a cabo una inspección municipal relacionada con el proyecto de un centro de rehabilitación para niños con discapacidades.
Sin embargo, las sospechas de los detectives apuntaron a que todo fue un engaño para atraer a Aliaga y perpetrar un ataque en su contra. Según la investigación del fiscal Fernando Alcaraz, se cree que el motivo del ataque fue de índole económica. Barrera, presuntamente, buscaba que Aliaga firmara bajo amenazas documentos de transferencia de propiedades y vehículos de lujo con la intención de apropiarse de ellos.
En el transcurso de los acontecimientos, Aliaga desapareció y su hermano Gonzalo decidió presentar una denuncia por averiguación de paradero en la Oficina Fiscal Nº19 de Guaymallén. Sin embargo, antes de las 13, mientras Gonzalo realizaba la presentación, recibió una llamada extorsiva que cambiaría el curso de la investigación.
Del otro lado de la línea, una voz amenazante le advirtió: “Dejá de revolver el avispero y andá juntando el palo verde, que ya te vamos a llamar”. Esta llamada convirtió el caso en un secuestro extorsivo y atrajo la atención de la Justicia federal.
El 10 de setiembre, tras la detención de la familia Barrera-Sacolle el 3 de agosto y la confesión de Rosales, quien trabajaba como chofer para Barrera, los detectives Investigaciones hicieron el “gran” descubrimiento del caso: dieron con el cuerpo sin vida de Aliaga enterrado en un descampado de Costa de Araujo.
