El lugar estuvo marcada por las discusiones y un clima calienta.
Los intercambios ya habían subido de tomo en los últimos minutos. Fue ahí cuando el senador jujeño del Frente de Todos, Guillermo Snopek, se levantó violentamente de su banca para encarar e increpar al formoseño Luis Naidenoff, jefe del bloque radical de Juntos por el Cambio, quien tenía la palabra. El oficialista ya había acusado al gobernador de Jujuy, Gerardo Molares, de usar a la Justicia para «callar voces opositoras».
Naidenoff criticaba la visita del presidente Alberto Fernández a Milagro Sala. «Si tenemos un presidente que anda perdido por la vida, no sabe qué hacer para quedar bien con la presidenta de esta casa; viaja a Jujuy, suspende sus audiencias, es problema del presidente de la República», decía cuando Snopek se paró de su banca.
En medio de su furia, Cristina Fernández de Kirchner le ordenaba a Snopek que volviera a sentarse, al igual que sus compañeros de bloque -incluida la mendocina Anabel Fernández Sagasti-, al mismo tiempo que Martín Lousteau también le pedía que se calmara y evitó que pudiera avanzar entre las bancas.
Naidenoff le decía «Guillermito, no hay problema. Guillermito, explícame ahora. Me explicas allá tranquilo, no tengo problema» haciéndole seña de que charlaran afuera del recinto. Mientras Cristina le pedía al formoceño seguir con la sesión, el senador insistió en que «yo quiero desterrar el estado de sospecha» y continuó con su palabra.
